La Audiencia Provincial de Barcelon ratifica la nulidad de 13 contratos de swap comercializados por Caixa Penedés (Hoy dentro del grupo Mare Nostrum), que fueron colocados a un grupo de ocho empresas dedicadas a las promociones inmobiliarias. La sentencia de la Audiencia Provincial ratifica un fallo anterior del juzgado nº 36 de Barcelona. La sentencia final obligará a la entidad a devolver 1.550.323,11€ cobrados a las empresas por las liquidaciones negativas, junto con las costas del juicio.
El propio director de la sucursal reconoció ante las preguntas del juez que se utilizó el término «seguro» para colocar los swaps a las empresas inmobiliarias. También tuvo que reconocer que la iniciativa de colocar los contratos de swap fue suya y no de las empresas. Es más, las reestructuraciones de los contratos se realizan a instancias de la entidad, en el marco de la campaña de fin de año, para cubrir los objetivos fijados para la sucursal. En pocas palabras: la entidad ganó dinero tanto en las cancelaciones como en las reestructuraciones.
En la sentencia se censura la utilización por parte de la entidad de la palabra «seguro», para definir un producto complejo y controvertido, que además no está exento de aleatoriedad. El fallo considera probado que no hubo información adecuada sobre los productos, así como tampoco de sus riesgos. Sí se informó de la posibilidad de recibir liquidaciones negativas, pero nunca se informó de su «alto riesgo».
En ningún momento se realizaron simulaciones numéricas o de escenarios diferentes, tampoco se trasladó al cliente las previsiones de tipos de interés con los que contaba la entidad en el momento de reestructurar los contratos, una evidente deslealtad con el cliente, evidente en cada reestructuración del contrato, cuando los clientes pasaban de ganar a perder. Las consecuencias de esa falta de lealtad con sus clientes fueron liquidaciones negativas superiores al millón de euros y la necesidad de un aval personal por valor de 1.008.000 euros.
Como en muchos casos, el swap no sólo perjudicó a los clientes en sus trabajos, también mermó su propio patrimonio personal. Un acto de desconsideración horrible por parte de las entidades bancarias, que por desgracia se ha repetido en más de una ocasión.